También tuve una lección en mi vida relacionada con la enfermedad. Cuando me quitaron una parte de mi cuerpo, me sentí una mujer incompleta. Sentía que algo me faltaba, que esa parte de mí estaba vacía. A eso se sumó una separación amorosa. En ese momento, todo se juntó… y marcó mi vida profundamente. Pasé meses en depresión, sintiendo que no había salida. Pero algo dentro de mí empezó a cambiar. Poco a poco, comencé a ver cosas en mí que me hicieron entender que tenía que levantarme. Y así lo he ido logrando, con el apoyo de mi familia y de los peluditos que llegaron a mi vida para darme amor incondicional. Hoy me siento más tranquila, en paz. Aún no soy la mujer que quiero ser, lo sé. Todavía me falta mucho para llegar ahí… Pero estoy en camino.
